El cine de acción de serie B siempre ha tenido un atractivo particular: el de esas películas que, aun con recursos limitados, logran entretener a base de un elenco carismático, secuencias explosivas y una historia que, aunque familiar, engancha lo suficiente para una noche de sofá. FRITOS A BALAZOS, dirigida por Edward Drake, quiere jugar en esa liga. Su propuesta es clara: recuperar la esencia del thriller urbano de presupuesto medio, con un héroe mas cercano al ser humano, un puñado de villanos de manual y una noche interminable de persecuciones, disparos y sangre. El resultado, sin embargo, es irregular: hay momentos de diversión honesta y hasta sorprendente, pero también un guion plano y un tono que nunca termina de decidir qué tipo de película quiere ser.
Un expolicía y padre de familia, que ha trabajado en secreto para la mafia, ve su vida y la de los suyos amenazada. Cuando un nuevo jefe en la banda se hace con el poder, tendrá una noche para sacarlos de la ciudad.


