Hay películas que llegan como una suave brisa y otras que irrumpen como un monzón impaciente. DHURANDHAR pertenece, sin duda, a la segunda categoría. En una India donde los remakes se multiplican como amebas entusiastas, la nueva obra de Aditya Dhar aparece con la intensidad de un relámpago que decide partir el cielo solo para recordar quién manda. Dhar, que ya había demostrado puntería en URI: THE SURGICAL STRIKE (2019), regresa con una mezcla explosiva: venganza, espionaje y ese patriotismo encendido que en años de tensión indo-pakistaní funciona casi como combustible fósil. La película presume elenco como quien presume armadura: Ranveer Singh al frente, seguido de veteranos que entran en escena con la gravedad de generales curtidos—Akshaye Khanna, Sanjay Dutt, R. Madhavan, Arjun Rampal. El resultado: un espectáculo que no solo entretiene, sino que te obliga a hacerte preguntas incómodas entre explosión y explosión. El tipo de cine que dispara balas, pero también dudas.
En la India, el inframundo criminal se despliega con toda su crudeza. Entre traiciones al estilo shakesperiano y complejas operaciones de espionaje, el patriotismo se pone a prueba hasta el límite.


